Y entonces ocurre…
Mirarte solo
un momento y regalarte mi ser. Entregártelo
todo de a poco, con cada mirada, con cada intercambio de te quieros que brotan de
unos ojos claros no muy distintos a los del resto del mundo, quererte sin
decirlo y aun asi lo sabes, quererte si siquiera pensarlo y aun así sucedió,
quererte si siquiera haberlo imagino…
una mirada que transmite el calor suficiente para estar en paz...El frio justo
para sentir la frescura... El dulce apropiado para ser mi vicio... La sal suficiente
para imaginar el mar...El brillo adecuado para ser mi estrella... El tiempo justo
para quererte y no poder evitarlo.
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